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Limpia sonrisa en sus rostros


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Esta mañana, me tomo por sorpresa el día, me desperte tarde... Me levante para tomar el periódico y encontre a una señora con un bebé en brazos acompañadas de una niña en el portón. Pregunté y me dijeron que mamá les pidió que aguardran.
Tome mi diario y no sin antes saludar a estas personas, me despedí. Ellas seguían allí. Al voltear, mamá venía con tres bolsas gigantes, le ayudé y me pidió que entregara esas bolsas, que contenían ropas, a las personas que estan aguardando en el portón. Hice lo que me pidió. Y estas personas, con una sonrisa de oreja a oreja, me agradecieron y agradecieron a mamá el gesto.
Yo siempre me enojo con mamá porque tiene "clientes" asiduos. Pero esta vez, las personas en la puerta, eran indígenas. A quienes nunca veo. Entonces mamá me contó la historia.
A unas cuadras de mi casa está la oficina del INDI (Instituto Paraguayo del Indigena) quienes (deberían) se encargan de los Nativos, ancestros nuestros, dueños originarios de esta tierra. Allí, en frente a esa oficina estan apostados muchas familias nativas, en la vereda, en el piso, en la calle.
No hará mucho que están allí, le dije a mamá. Ella sonrío y con inocente voz y tierna mirada, como diciendome que tonto sos, no sabes nada de lo que pasa en tu entorno, me dijo que ya llevan allí más de tres años, pidiendo que les devuelvan lo que es suyo: sus tierras.
Y decidí pasar por allí antes de ir a la oficina. Y vi con mis propios ojos como estan pasando, bajo el sol, en la lluvia, sin nada para desayunar, almorzar o cenar.
Sentí vergüenza ajena. De las "autoridades" de turno, de mi elección al poner -y mantener- a estos políticos en el sitio donde estan. Y por sobre todo, por ser complice con mi silencio, de este tipo de (in)acciones, de los sucios negociados partidarios, politicos... corruptos.
Y no se que hacer, la verdad. Los politiqueros seguirán en su sitio, cambiando de rostro quizá. Nosotros seguiremos ayudandolos a la medida de nuestras posibilidades. Y ellos seguirán sufriendo silenciosamente todo tipo de atropellos (in)justos.
¿Y si robaran menos? ¿y si invirtieran más (de verdad) en la gente que si necesita?
Solo espero que las personas que tienen en sus manos decidir el destino, el futuro, no del país sino de las personas, puedan tener en cuenta esto, que ya no se trata de falta de respeto sino un atropello a la dignidad de los dueños ancestrales de estas tierras.
Basta de mentiras. Basta de maltrato. Es hora de hacer que nuestros empleados (las autoridades) cumplan con su tarea TRABAJAR CON/PARA/POR la sociedad a la que se deben y por lo que están alli.
Dejemos de mantener zanganos y remanguémonos... ¡a trabajar se ha dicho! Por el bien del país, por el bienestar de las personas.

Sobre Juan Edgardo Lezcano

Facilitador de Talleres de Comunicación y TIC´s. Fundador de LEZCORP y Director de Editorial de Medios, Publicidad y Eventos. En twitter @edLEZ