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Niños


By on 10:27

Suelo andar en bus, no porque tenga vehículos y desee escaparme de la comodidad, sino porque en el cotidiano andar ves muchas cosas que escapan a tu vista si no lo haces como el común del pueblo, justamente de donde yo provengo.
Ver o Mirar
Quizá muchas acciones ya nos parecen normales, perdemos la capacidad de asombro al ver tanta injusticia en las calles. El chico de cultura urbana, que realiza malavares en los semáforos lo hace por gusto; el chico que vende una golosina, una bolsa de frutas o solicita ayuda con un papelito ajado, no.
Una tarde de invierno, fría como la de los padres que obligan a los chicos a cumplir con sus responsabilidades, encuentras a niños en los buses vendiendo algo, pidiendo limosnas… Los ves bajo los viaductos con una bolsita de “merca” (cola de zapatero en el peor de los casos) que cumple la función de solapar el hambre y dar el calor de un abrigo.
Como perder la capacidad de asombro, ante niños harapientos, zaparrastrosos que andan a su suerte por las calles, con los pies descalzos, hambre y tristeza a altas horas de la noche, sin que puedan volver a casa porque no han completado la “recaudación mínima del día” cuyo castigo sería una tremenda golpiza y vuelta a la calle. Adelantarse a estos acontecimientos ya no es cuestión de intuición, sino de repetición de prácticas diarias.
Derechos y obligaciones
La triste mirada de los chicos o la alegría de otros se refleja ante cada situación que deben sobrellevar. Jugar es un derecho, también una obligación que deben cumplir entre trabajo, buses, transito y gente que los mira despectivamente.
Estudiar es una fantasía. Quizá muchos puedan tener la convicción y el sueño de avanzar hacia adelante, lo que los impulsa a conseguirse un tiempo de noche para estudiar y trabajar más duro de día para completar el importe de los aranceles que la “educación pública GRATUITA” les impone, aparte de comprarse los útiles y el uniforme y la fotocopia de la profesora haragana y, y... y… lo que alcance.
Si hay una molestia en el estómago o en los pies, seguro que es “cosa que va pasar” porque no tiene tiempo para ir al centro médico, que los atiende –si tienen suerte- con mucha amabilidad, solucionando de buenas a primeras sus dificultades físicas. ¡Despierta! Me dirán…
¿Qué otros privilegios gozan los niños en situación de calle? La atención prioritaria de las ONG´s que trabajan “a costa” de ellos; la Secretaría de la Niñez que se mueve a denuncias puntuales en los medios ¿tal vez? O la que la ciudadanía puede ofrecerles entre otras tantas miserias que los aquejan…
Responsabilidad
Quizá los padres estén muy bien educados desde su iglesia, que les prohíbe ciertas prácticas anticonceptivas, incentivándolos a tener todos los hijos que “dios les dio” muy a pesar de las necesidades que han asumido al decidir –y en casi todos los casos no decidir- tener hijos para criarlos como hijos suyo. Tal vez se les hayan escapado algunas “fechas del calendario” o tal vez han tomado tal o cual producto que el gobierno del norte nos envía para los “más necesitados” como ayuda humanitaria, no se. Lo que sí sabemos es que muy a pesar de ellos, siguen procreando y tomando muy enserio las prácticas y enseñanzas bíblicas de “procrear para repoblar el mundo”.
Sensibilidad
Podemos seguir con innumerables casos puntuales, sitios como la Terminal de Ómnibus, la plaza Uruguaya, los viaductos, los semáforos, las calles principales, y…
Ante tanto crecimiento de niños en las calles hasta los hace merecer nuestro rencor, nuestra burla y hasta nuestro maltrato cuando se nos acercan. Es tan triste mirar cómo puede pasar –por la avenida Artigas- una mercedes y al terminar su paso, no uno sino muchos, niños en las aceras con sus esponjas limpiaparabrisas, trapitos para señalarles el estacionamiento o con una bolsita de frutas de estación ofreciendo al que siquiera se toma la molestia de bajar el parabrisas para escucharlos.
Patéticamente
Día tras día vemos crecer el parque automotor en Asunción. Las rutas ya no son suficientes ante tanta cantidad de motores rugiendo en las calles. Pequeños nuevos burgueses han surgido, muchos de ellos mamando de las tetas del estado, que de uno u otro modo tiene una relación de dependencia con el gobierno, local o extranjero. Nadie puede tomar el asunto a pecho porque de una u otra manera se encuentra “en vilo” con el sistema que los mantiene en pie. Al resto solo nos toca observar el rápido crecimiento de cierto sector de la “suciedad” que de la noche a la mañana han encontrado la luz. Muchos, lamentable o afortunadamente, aun andamos a oscuras; buscando la pequeña luz al final del camino.
Finalmente
Ellos [los niños] no tienen la culpa, pero las pagan. Víctimas de un sistema social que nosotros mismos hemos creado en nuestro cotidiano andar, son los que más necesitan de atención. No solo necesitan ser atendidos, comprendidos y ayudados en los discursos políticos y plataformas de gobierno; brillantes ideales izquierdistas, derechistas y de centro que usa y abusa de esta situación para luego olvidarlos y dejarlos a su suerte. Por eso, un documento de identidad a 20.000Gs [cerca de 5 U$S] es una brillante oportunidad en tiempos de elecciones porque éstas solo se repetirán cada cinco años, luego… ni el saludo.
Los niños con frío debe sensibilizar nuestra actitud y modificar nuestras prioridades, específicamente la de las instituciones y organizaciones que trabajan “con” ellos [o a costilla de ellos], entiéndase gobierno, ong´s y particulares. Todos tenemos nuestra cuotita de responsabilidad en esto. Es hora de cumplir y hacer cumplir las leyes, no de usar y abusar para obtener de ellas un beneficio, principalmente pecuniario, que por cierto, no lo vamos a llevar a la tumba.
Cambiemos de conciencia. Cambiemos de actitud. Es el mejor regalo que podemos hacerles en este año del bicentenario de la independencia en honor a los niños de Acosta Ñu, para no terminar-como siempre- en simples discursos. Los niños se merecen.

Sobre Juan Edgardo Lezcano

Facilitador de Talleres de Comunicación y TIC´s. Fundador de LEZCORP y Director de Editorial de Medios, Publicidad y Eventos. En twitter @edLEZ