Ya mucho se habló sobre el problema de los cuidacoches en el microcentro de la ciudad de Asunción y me ha tocado asumir el mote -como muchos otros- de "detractor" del proyecto de ordenanza que legalizaba el oficio del cuidador de autos que ahora tienen una Asociación y cuentan con carnet identificatorios.
Surgieron fuertes discusiones sobre el tema y creo que valió la pena, porque la concejal que hizo la presentación de tal medida populista tuvo que retirar la propuesta. No es tan fácil legislar. La globalidad, el largo plazo y el derecho de terceros es una cuestión que se debe analizar a profundidad y no tomarlos a la ligera.
Empecemos por expresar los antecedentes. Trabajadores informales -suena hasta despectivo- en el microcentro se "adueñaban" de la ciudad a partir de las 6 de la tarde. Cobran un importe muy superior inclusive a la de un estacionamiento legal. Obligan a las personas a "devolver su ticket". Si el propietario del vehículo se negaba a pagar el parking se veía amenazado con la posibilidad de algunas rayas al capó, ruedas desinfladas y hasta parabrisas rotos, porque el cuidador de turno no se iba "responsabilizar" de lo que podía llegar a suceder si el mismo no se hacia cargo del cuidado del auto o vehículo en cuestión. No solo estos inconvenientes generaban el constante roce de los propietarios y los cuidacoches, habrán otras historias más que ahora mismo no me vienen en mente, pero que fueron las principales en aquel tiempo de roces hasta con la autoridad municipal.
Ahora bien, más allá de las divergencias entre actores, entra la autoridad con una medida extremadamente populista, que no ha analizado a fondo el problema, las causas y su solución a largo plazo. Tenemos objeciones de forma y de fondo al reglamento que hasta podría decirse, tenía dificultades de "poco trabajo de campo" porque no ha podido sustentarse en argumentos fuertes válidos.
1. Los cuidacoches se adueñan de la ciudad a partir de las seis de la tarde, justo cuando la autoridad -entiéndase la Municipalidad de Asunción- me libera de pagar dichos impuestos de ordenamiento vehícular. Si bien es menester pagar por el uso del espacio público, los cuidacoches no son los responsables de hacerlo. En todo caso, pueden vender los tickets como lo hacen durante el día, pero no "ponerle" un precio al espacio y menos aún adueñarse de esos importes. Hagamos un simple calculo. Por cada auto [20 en cada cuadra] cobran 10.000 guaraníes = 200.000 guaraníes por treinta días del mes = 6.000.000 de guaraníes mensuales. ¿Hay solo 20 autos en una cuadra cada hora?
2. En muchos casos, durante el día, te vuelven a pedir el ticket que expenden en cada esquina, lo que supone corrupción, pues reutilizan el ticket una y otra vez. No nos olvidemos que todo esto se realiza con anuencia de las autoridades de turno, porque no me harán cambiar de idea que no les controlan y -mucho menos- que no se dan por enterados de este tipo de acciones torcidas.
3. Extorsión. "Si no me pagás los diez mil no me responsabilizo de lo que le pueda pasar a tu vehículo" te advierten ante la negativa del pago del canon correspondiente. Y en varias oportunidades ocurrió que los propietarios encotraron desinfladas las ruedas, rayadas en sitios estratégicos o con espejos rotos y en el peor de los casos con parabrisas rotos. Esto, aquí como en cualquier parte del mundo se llama extorsión y es penado por ley.
4. Al tener un embanderamiento, a la autoridad se le olvida revisar el problema de fondo y olvida al resto de la población. Estos personajes están allí no porque desean, sino por el vacío que les hace las autoridades, ¿en qué sentido? Pues al no tener una educación básica y menos aún de calidad, estos cuidacoches -actualmente, según los registros de la Asociación de Cuidacoches de Asunción, son más de doscientas personas- no pueden dedicarse a otra cosa que no sea cualquier nicho de trabajo que vayan descubriendo. No pueden dedicarse a otra cosa porque no saben hacer bien otro trabajo, como el de plomero, electricista, auxiliares, etc.
Al cuestionar este reglamento cuestiono la falta de visión al futuro, el inmediatismo y las medidas que quiere embanderarse con los más necesitados aprovechándose de sus necesidades. El problema de fondo es educación y educación de calidad. Demos la oportunidad de que estas personas salgan de su miseria con oportunidades laborales dignas y salario justo, acorde con sus capacidades. Todo lo demás es puro bla bla, medidas que va solucionar el problema ahora mismo, pero ¿qué van a hacer cuando esta gente se multiplique y lleguen a mil?... Preguntemos eso a las personas que han presentado este proyecto.
No se cuestiona la capacidad de organización de la gente, que muy enhorabuena han sabido agremiarse para defender sus ideas. Tampoco se cuestiona sus oficios. Lo que se cuestiona es la solución, que debería pensarse no solo ante lo que está frente a nuestras narices, sino más allá del tiempo en el que estamos inmersos.
Más allá de detractores, somos defensores de los derechos en el amplio sentido de la palabra. Si deseamos que estos trabajadores salgan de la informalidad es preciso facilitarles herramientas que les permitan realizar otro tipo de tareas, en mejores condiciones, mejor remunerados y por sobre todo, con dignidad como personas y paraguayos que son.
J.Edgardo Lezcano