Hace unos días, recordábamos en Paraguay los doscientos años de independencia. Doscientos años en que intentamos liberarnos de yugos foráneos, de complicidades, de traiciones y corrupción.
Nos hemos hecho eco de una parte importante de esa historia desde 1999 con CAE -primero- y EDIMEDIOS -después- comenzando una historia desde Asunción y todo el Paraguay. Osadía que nos ha permitido recorrer los más recónditos lugares del Paraguay y el mundo.
Trabajamos con niños y jóvenes de todos los niveles. Nos embanderamos con uno de ellos y ahora optamos por los jóvenes.
La información y la sociedad del conocimiento nos mantiene inmersos siempre dentro de las acciones de "dispersadores" de conocimiento y compartirlas, como las recibimos... de manera gratuita.
En fin, hemos hecho nuestros comentarios en contra y a favor de los festejos que han tenido sus altibajos, pero que ha demostrado que a todo el país le falta motivación. Aún creen en algo y en alguien. No solo el fútbol nos mueve, como nos hemos percatado.
Pero más allá de lo que pudimos observar en el transcurso de la semana de los festejos del bicentenario de la Independencia del Paraguay, la toma indiscriminada de fotografías al gran compendio de luces y colores que ha dejado a la ciudad casi casi irreconocible y tan alegre y tan actual y... y... deseamos escribir sobre un pequeño detalle que hasta ahora nadie ha osado hablar.
Si bien es cierto que este gobierno es paranoico desde sus inicios, ha reforzado esa idea con los militares, tanques y guardias en el Gran Asunción, lo que ha motivado el miedo a la visita oficial a nuestro país. La presidenta de la hermana República Argentina se ha excusado con que su "avión" no podía despegar en la pista mojada - excusa que me parecería hasta infantil- y la presidenta del vecino Brasil -que intentó ser un poco más convincente- ha alegado prescripciones medicas para no visitar al Presidente Fernando Lugo en el festejo oficial de la Independencia Paraguaya.
No me parecía muy importante la presencia de estas dos personalidades en los festejos, hasta haber analizado la coyuntura -que palabra más argel, para mi gusto- en el que el Brasil ha concedido, casi obligatoriamente al Paraguay el pago triplicado del costo de la energía eléctrica que utiliza desde las usinas de Itaipú y los grabes problemas de navegación que tienen los compatriotas con la Argentina en aguas foráneas.
Parece poco, pero habrán otros motivos mucho más fuertes que lo que se puede notar a simple vista, pero la ausencia de los jefes de estado de los países vecinos, como antaño, huele nuevamente a confabulación y en este caso, una ingratitud para con el Presidente Fernando Lugo, que con tanto esmero intenta ser gentil y "aparecer" en todos los actos públicos en que es invitado oficialmente, tanto en estos países como en los demás restantes del mundo.
Hay que leer entre líneas. Nada es azar. La presencia de los mandatarios quizá hubiera realzado la fiesta del pequeño país mediterráneo, que siempre necesita de sus vecinos para salir adelante. Tampoco le ha quitado luz, pero ha sido un acto muy ingrato de parte de sus vecinos que vale la pena remarcar.
FOTO: www.corelmania.com