Estamos con la epidemia del dengue. Antes el problema de los inchas de fútbol. Un poco antes la influenza. Antes los niños estudiando en precarias condiciones... nada tiene solución a largo plazo. Muchas enfermedades intrahospitalarias son contraídas por la desidia de las autoridades de salud. Personas nada austeras en sus asignaciones y pero si en sus trabajos. Los niños siguen estudiando bajo los árboles porque allí -según el propio presidente de la república, por suerte religioso y en su santa sabiduría dijo que- igual se aprende. La irónica reacción del presidente y las autoridades ante tantos problemas -sin solución- que aquejan a la sociedad es preocupante.
Existen epidemias de todas layas en el país. Epidemias del "vai vai" del "péva péicha guarantema" y "mba´epiko jajapota". También goza de buena salud la epidemia de la falta de trabajo, que a muchas familias las tiene muy apretadas. La epidemia de la ignorancia o el analfabetismo funcional en el que la "reforma educativa" nos ahoga es acuciante. La prepotencia está de moda. Los empresarios del transporte y obreros manejados por éstos hacen lo que le canta ante la falta de políticas públicas rigurosas en este ámbito. Los jóvenes son víctimas de una elitización y a sus costillas ahora -justo antes de la temporada electoral- se pide un aumento presupuestario que huele mas a pre-campaña política que otra cosa, en una institución marcadamente polítiquera como lo es el ministerio de educación y sus dependencias. Epidemias de niños en la calle, en los semáforos, en las aceras, trabajando para poder llevar una miga de pan a sus hambrientas bocas, necesitadas de por lo menos un alimento diario. Sucios y zaparrastrosos mendigos en situación de calle pululan por la ciudad. La pomposidad bicentenaria que paga gastos superfluos de publicidad y eventos de gran envergadura que no sirven siquiera para el recuerdo. Las calles de la ciudad desvencijadas al igual que los edificios coloniales y la conciencia de sus habitantes no permiten un festejo mayor que el de la necesidad de cambiar el rumbo del país, sus políticos y su cotidiano andar por las calles de la impunidad y desvergüenza.
Los jóvenes no tienen la capacidad de urgar en la historia para no repetir los mismos errores. Horrores del pasado que siguen tan vigentes gracias a la educación mediocre que reciben tanto maestros como alumnos. La junta y rejunta de las autoridades, acomodados de acuerdo a las circunstancias para evitar el desbloqueo de las listas sábanas -fantasmales- en el congreso. Los cupos políticos, los favores a parientes, amigos y simpatizantes también se tiñen de un rojo rubor y gozan de buena salud ante el esbozo de una sonrisa ante los acontecimientos que a ellos -por ahora- no les alcanza. La corrupción gracias a los gastos sociales de las binacionales, los tratados internacionales que dejan entrever la falta de preparación de los negociadores y el embanderamiento de los países vecinos en cada frontera, con los niños que van a conocer historias foráneas, tomar el vaso de leche y obtener sus uniformes en forma realmente gratuita en los centros educativos de los países aledaños.
Hablamos un portuinglesguarañol dependiendo del sitio en el que te encuentres. Nuestra música oficial es el reguetón mezclado con algo de sintetizador que mezcla las sociedades de alto y bajo nivel. La comida típica es la hamburguesa y la bebida oficial tiene logo de color rojo. Nuestras raíces fueron pisoteadas por los conquistadores y sigue siendo pisoteadas por las actuales autoridades que no hacen absolutamente nada para detener la simbiosis que avanza a pasos agigantados, aplastando la nuestra y minimizándola al máximo.
Es hora de reaccionar. Muchas personas no son tontas, pero están calladas, mirándo la señal de los tiempos, leyendo la historia y esperando el momento oportuno para actuar. Ahora es cuando. Jóvenes y adultos deben movilizarse y exigir que los derechos constitucionales dejen de ser pisoteados por personas que se aprovechan de ella. Los que han votado por el cambio deben exigir el cambio.
En este caso, no se aceptan devoluciones, si coherencia y honestidad.