Cuando llega la época de las fiestas navideñas, la comida permite reunir a la familiar alrededor de una mesa para compartir esta fecha tan especial. El problema son los excesos en grasas, calorías y alcohol, dos protagonistas de este tipo de banquetes, que pueden afectar negativamente la salud y arruinarnos el fin de año.
En todas las familias o grupo de amigos, suele haber siempre alguien que termina con trastornos digestivos que pueden, incluso, llevarlo al hospital. Ocurre que ante una ingesta descontrolada de comida y bebidas alcohólicas, aumentan las secreciones gástricas. De ahí la importancia de evitar las frituras o guisados de larga cocción y optar por cocinar a la plancha o al horno.
Es necesario tener en cuenta que conviene consumir con moderación las carnes grasas, los dulces navideños, el alcohol y los mariscos, que pueden llevar a una sensación de acidez, gases, hinchazón del abdomen o estómago pesado. Para probar todo lo que hay en la mesa, es aconsejable poner un poco de cada cosa en el plano, en pequeñas cantidades y comer y beber con tranquilidad. En el caso de alcohol, lo mejor es entre copa y copa, beber algo de agua o una gaseosa.