Empiezan las vacaciones, los niños -y los no tanto- felices porque tendrán un lapso en el que se olvidarán de los cuadernos, libros, tareas y horarios. Pronto la situación resulta incomoda, ya vieron todas las películas en cartelera del cine, ya visitaron a todos los tíos y los abuelos ya están cansados de tanta correteada por el saguán. Para colmo, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) los libera por una semana más. ¿Qué hacemos con ellos?
Más vacaciones, ¿qué hacemos? Me tocó la importantisima tarea de "organizar" el itinerario de las vacaciones de los niños. Menuda tarea, me dije... No nos desesperemos, esa sensación complica aún más la situación. Tenemos varias opciones, a saber.
Ya no juegan como antes. Repetimos una y otra vez que "nuestra época" es diferente a la de tiempos modernos, pero ¿porqué debería serlo? Los padres -o encargados- deberíamos tomarnos más tiempo para enseñar a nuestros hijos a jugar. La vida sedentaria y la tecnología no es aliado nuestro a la hora de pedirles que realicen ejercicios físicos, ni siquiera nosotros estamos en condiciones de hacerlo. Ya no saben lo que son las "bolitas" ni la competencia que puede generar tenerlas, tanto para las niñas como los niños. En invierno están los juegos de viento, las pandorgas por ejemplo. Para los días lluviosos el descanso, la goma... Seguro que recuerdas otros múltiples y variados juegos que "en tu tiempo" practicabas y eras el "mas experto del grupo".
Los niños se aburren pronto. La multiplicidad de tareas que puede realizar en un teléfono móvil celular muchas veces no les permite mantener la atención por tiempo prolongado en una sola cosa. Están tan acostumbrados de hablar por teléfono mientras navegan en la red, descargan música, chatean por whats app, están en dos o tres redes sociales al mismo tiempo, ¡eso si es estar en todas! pero a la vez no están en ninguna. ¿Cuál fue el último libro que tu chico o chica había leído? ¿Sabe como comportarse en una biblioteca? ¿Encuentran el respeto por el espacio de las personas o las invaden? Las interrogantes seguirán de forma infinita, aunque vale la pena cuestionarnos ¿qué saben los chicos de nuestras prácticas antiguas de valores como el respeto a las personas mayores, la capacidad de escucha, etc etc? Tiempo de calidad señores...
No tenemos sitios de recreación. Eso es cierto, dos veces en la misma plaza no es lo mismo que cien tipos de juegos electrónicos en el móvil o mil en el play. Planear un recorrido por la ciudad a pie no sería mala idea, para reconocer los sitios históricos y escuchar a los encargados contar sus cuitas... ¿te animás a hacer un recorrido por la Manzana de la Rivera, la Casa de la Independencia, el Palacio de López, la Catedral Metropolitana, el Panteón de los Héroes y terminar almorzando o cenando en un bar tradicional?
Faltan incentivos para que puedan realizar ciertas actividades. Pero de excusitis vivimos. No tenemos tiempo, no podemos dejar de lado nuestras responsabilidades, llegamos tarde a la casa, no hablamos con ellos, siquiera sabemos como les fue en el colegio. ¿Cuándo fue la última vez en que contaste o leíste un cuento a tus chicos? ¿Cuando fue la última vez que te tomaste un tiempo en explicarle "el valor de los valores" que a ti te enseñaron cuando chico? ¿Eres el ejemplo? Probablemente no.
Tiempo de calidad en familia. Ya pasó de moda (y todo) el término, pero sigue tan actual. Los niños andan "por su cabeza" como carretilla -como decía mi abuela- y eso no puede ser. Los "medios" de comunicación no son tan buena compañera menos internet y las redes sociales. Aprovechar las vacaciones para darles un abrazo tiene un valor sin igual.
Otras alternativas a la televisión "basurita". Y ahora que se debe "pagar todo" de todo, no tenemos siquiera entretenimiento de calidad en la televisión de aire. ¿Qué hacemos ante esta situación? Pues nos volvemos un poco detectives y empezamos a hurgar lo que hay alrededor de la casa, plazas, museos, bibliotecas, observatorios astronómicos, muestras de artesanía, comidas típicas, lugares del gran Asunción... ¡muchísimo terreno por conocer!.
Y si. Los chicos están de vacaciones pero nosotros no. Va tocar hacer de "tío serio y responsable" a la persona que ahora esté disponible y por sobre todo, con ganas de compartir con los chicos la responsabilidad de los padres que de un tiempo a esta parte hemos delegado a nuestras empleadas, nanas y sobrinas mayores, quienes cuidan de nuestra casa día tras día.
Y no nos queda por decir más nada excepto una, tal las palabras del Papa Juan Pablo II "¡animo!" para salir al zafari del entretenimiento "de calidad" para los niños. Todo requiere tiempo, esfuerzo y un poco de dinero, pero es mejor que una colonia de vacaciones donde van a hacer exactamente lo mismo que hacen todos los días en la escuela.
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