Ya no quiero acordarme de las cosas que habia pedido a los Reyes Magos, me causó tanta desilusión al enterarme de la realidad; juegan con mis sueños e ilusiones, pensé. Y ahora quiero cerrar los ojos, atajar la respiración y pedir mi deseo. Hubiera sido un poco menos desinteresado y egoista, pero no puedo. La realidad es tan dura, que sigo viendo mendigos por las calles, sigo viendo niños trabajando desde temprano hasta altas horas de la noche, veo necesidad de educación, de alimentos, de trabajo...
Solo con imaginar tener un poquito de la magia que tenían aquellos reyes capaces de cumplir todos y cada uno de mis deseos mas reconditos, el seis de enero seria menos traumatica para las personitas que viven lejos de sus padres a causa de la migración, para aquellos que son adoptados y bajo la manta de "criadita o criadito" son explotados como serviles empleados domésticos, para aquellos que andan por las calles ofreciendo golosinas y que si no juntan tal cantidad de guaranies que no lleguen luego; para aquellos que con sus dificultades fisicas andan con el sol y la lluvia, haga frio o calor en las esquinas de los semaforos, para aquellos que con una sonrisa de oreja a oreja te piden solo "una monedita".
Ya no quiero quejarme, por eso hoy; en la noche en que se espera a los Reyes Magos del Oriente, voy a dejar de lado mis comodidades; el acondicionador de aire, la gaseosa, la merienda o la cena, la televisión y la radio para sentir lo que estas personitas sienten, para que duela en la piel por lo menos un rato la necesidad de alimentos, para sufrir en cuerpo y alma el calor ambiente, para que mis plegarias tengan una pizca de coherencia.
Que gano con toda esta expresión de egocentrismo al maximo, no se. Busco la armonia de las cosas y se que de una u otra forma, somos -soy- parte de ella. Por eso, hoy quiero sentir lo que sienten aquellos desprotegidos. Desprotegidos de la sociedad, de las autoridades, de mi...
J. Edgardo Lezcano B. | j.lezcano@hotmail.com