Mucho escuchamos, leímos y vimos los convites para visitar
“Puerto Abierto” y nos picó el bichito de la curiosidad y aquí estamos.
Iniciamos nuestra osadía puntualmente a las 14, como decía
el panfleto… pero lo malo de ser puntual es que no está nadie para apreciarlo,
en fin… empezamos.
Un buen momento para pasar en familia, realizar un paseo y
comprarse artesanías de todas layas, hechas de materiales reciclados, semillas,
hilos, cuero, madera y hasta hierro.
El principal atractivo de la feria “Puerto Abierto” es que
todo el recorrido se hace de frente al Río Paraguay que transmite cierta
tranquilidad y paz sin igual.
No quedaron atrás todo tipo de comidas, que desde la entrada
invita a pegarse el lujo de deglutir una buena comida típica paraguaya o
deleitarse con una sabrosa golosina.
Los libros tampoco quedan atrás… no nos fijamos en el
contenido, pero sí en la presentación.
Mucha gente participando al final del día, recorriendo en
familia y compartiendo un momento sin igual.
¿Ahora solo faltás vos… venís?