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Por cuenta propia


De un tiempo a esta parte, los paraguayos hemos aprendido a sobrellevar la "coyuntura" que nos toca vivir a diario. La corrupción, el vandalismo, la ineptitud y muchos otros adjetivos que podríamos tomar en cuenta pero la lista se volvería interminable. Llama la atención, que en los últimos años, ante la atenta mirada de policías corruptos y ante las narices del Ministerio del Interior, estén sucediendo algunas -para no decir muchas- actividades ilícitas que hasta el momento siguen impunes.
Es pan diario escuchar, ver o leer por los medios de comunicación como los agentes de seguridad, sin asco alguno, alevosamente, cometen atracos por los sitios donde se les "asignan la seguridad". Y la historia no termina allí. Sigue con -otro de los sectores más corruptos de la sociedad o suciedad, como usted desee- la justicia que cada vez es mas "moderna y eficaz" para quienes deseen salirse con la suya, tienen poder pecuniario o influencia política. Deshacerse de los medios es lo que aún no pueden. Pero mientras, la corrupción goza de muy buena salud, aunque "usted no lo crea".
Esta mañana, nos hemos desayunado con la noticia de la joven que ha defendido sus pertenencias hasta lo último. Es de película. Pero también, es de terror. Alguien atinó a decirme que capaz sea solo una "sensación de inseguridad" la que estemos viviendo, que solo yo veo el punto negro en el "inmenso lienzo blanco" y que probablemente sea el único que ve fantasmas donde no las hay. Y créanme, que si preguntan a las víctimas de estas situaciones, no precisamente responderán que son fantasmas.
En fin, la situación cada vez mas grave de la inseguridad y corrupción existentes -aunque no queramos aceptarlos- en el país, hace que se tornen lícitas cualquier tipo de acciones "para defender lo nuestro" porque el resto de las instituciones encargadas no cumplen debidamente con su función. 
Es de cuidado y se debe tomar con pinza la gravedad de la situación. La gente, el común del pueblo, el más afectado, está empezando a tomar justicia por manos propias y cuando esta practica se masifique, va llegar a ser un "todos contra todos" insostenible. A esa situación deberíamos evitar llegar. 
El gobierno, como en cualquier parte del mundo y, como lo manda la Constitución Nacional, debe garantizarnos la paz interna como la paz externa y no lo está haciendo. Es una deuda que hasta el momento, tres a cuatro años de gestión del "cambio" no ha podido paliar. 
Al principio eramos entusiastas, luego optimistas y ahora ya desesperanzados. Nos cuesta mucho creer que las infulas suban tan rápido al "pobre sacerdote" cuyos votos han sido tomadas en la sede de una casa de dios. Es bíblico que no se puede servir a dos dioses. O se sirve al pueblo o se sirve de ella. 
Lamentablemente, vemos que la situación se escapa de las manos de los gobernantes de turno, y más lamentable aún, es ver que con razón se espera -nuevamente- a la gente que ha gobernado "con paz y progreso" al Paraguay.
Ya no es chise. Ya no es momento de enfrentamientos absurdos virtuales o públicas. Es hora de ponerse los pantalones largos y cumplir con el pueblo, a quién se ha prometido tanto, a quién no se acaba aún las esperanzas. 
El año que viene es un año sumamente político, por lo que no vemos una solución a corto plazo. Las prioridades serán otras. Pero, mientras tanto ¿qué?